Conversando con Lorena la semana pasada, nos dimos cuenta de que habíamos dejado de lado aquellas salidas nocturnas con las chicas. Es verdad, parece como si cada vez tuviéramos menos tiempo, porque, entre la oficina, los chicos y los esposos, ya no queda mucho tiempo para relajarnos, así que decidimos reivindicarnos.

Lore les mandó un e-mail a las chicas del grupo para juntarnos el sábado siguiente en un bar. Todas confirmaron y nos pusimos de acuerdo para dejar, por una horas, a los chicos con sus nanas en casa y poder disfrutar de una salida espectacular, como las de antes.

Lore, Claudia, Fernanda, Andrea y yo nos encontramos ese sábado en San Isidro. Las cinco terminamos sentadas en la mesa de un bar de ambientación y música agradables. Al ver la carta me llamó la atención un trago del que ya me habían hablado: Pink Lady.

Les dije a las chicas para ordenar ese cóctel y que yo invitaría la primera ronda. Luego de brindar, lo probamos y todas quedamos fascinadas. El Pink Lady adquiere su tono rosa de la mezcla de la leche evaporada y la granadina. Además, la crema de cacao y el gin le dan ese sabor y aroma que solo este cóctel te puede ofrecer.

Entre charlas, risas, cócteles y piqueos, llegó al hora de despedirnos, pero no sin antes prometernos que repetiríamos esta salida una vez al mes. Definitivamente, siempre cae bien salir a tomar un trago con las viejas amigas de toda la vida.