Al fin llegaba el feriado largo,era hora de hacer planes y pensar en un fin de semana desconectados de la ciudad y de todo lo que signifique estrés. Y con lo que había trabajado estas últimas semanas ni hablar, me moría por salir, así que ni cortos ni perezosos, mi familia y yo decidimos ir a pasar la Semana Santa en una casa de playa que unos amigos tienen en Santa María.

¡Oh la playa! es y siempre será tan deliciosa, tan relajante… Mis hijos sobre todo se divirtieron a rabiar jugando con los de mis amigos en la arena y nadando, nosotros preparando platillos marinos, como manda la tradición y la ocasión. Ya habíamos quedado en que cada familia prepararía algún platillo marino sorprendente, así que yo ideé hacer uno que probé en un restaurante marino al que fui el año pasado con unas primas. Ellas me llevaron por mi cumpleaños a este lugarcito pequeño administrado por un chef que ha ganado varios premios culinarios.

Aquella vez nos sirvieron de piqueos unas brochetas de langostinos en una salsa roja hecha a base de curry y perejil, jugositas y con ese toque especial que le dan las hierbas y especias.. uhh para qué les cuento. Y a mí con lo que me encantan los langostinos, así que decidí prepararlos.

Primero maceré los langostinos con vino blanco y las especias, luego el coñac, y a sofreírlo en la sartén, para después llevarlos a cocinarse a la parrilla ensartados alternadamente con la cebolla picada en trozos. La salsa, la hice con mayonesa, tabasco y wasabi en polvo: hubieran visto la cara de mis amigos e incluso de mi esposo. Me quedaron deliciosas; claro no tanto como las que me comí aquella vez en ese restaurancito sanisidrino, ¡pero cómo lo disfrutaron de todos modos!

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