Uhh qué cansada me sentía luego de unos días atareada en la oficina. Encima, mi hijita la mayor tenía un proyecto en el colegio para el jueves que me demandó algunas horas de estar sentada ayudándola a armar su maqueta para su primera exposición de fiesta. Mi esposo también tuvo que ayudarnos, pues había que representar el ciclo del agua y hacer las maquetas de las montañas, el cielo y los ríos; fue súper trabajoso, pero al final fue divertidísimo trabajar juntos en familia. Luego que terminamos, y mi bebé se durmió, decidimos salir a dar una vuelta y relajarnos.

Se nos antojó ir por un café y algo light. Sentía el estómago pesado y quería algo refrescante, una ensalada tal vez. Dimos un par de vueltas por todo Miraflores hasta que encontramos una peculiar fuente de soda.

Era pequeñita y estaba ubicada al frente de una conocida tienda por departamentos. Con 3 o cuatro mesitas apenas lucía abarrotada de gente.  Casi a la salida de este local había un mostrador con un extraño aparato similar a un dispensador de jugos. Así que la curiosidad nos ganó, estacionamos cerca y bajamos a ver.

Era un curioso dispensador de bebidas y cremoladas, las cuales se servían en compactos vasos plásticos, los cuales, eran previamente «impresos» con el logo del local, en una selladora que tenía la máquina justo en su base. Y tenían la más amplia variedad de bebidas: té de mango, de manzana, jazmín, de rosas, de cerveza, cremoladas de todas las frutas… era increíble y no sabíamos cuál escoger…

Escogí té de rosas y mi esposo pidió te de mango…. qué delicia, y refrescante. y una deliciosa ensalada de frutas para coronar la tertulia con su yogurt y algarrobina, qué cosa más buena y natural para esa velada de miércoles.

Imagen: Fruslerias