Una tarde de jueves brindando con licor de crema
Se supone que estamos en otoño, pero aún los rayos solares se dejan ver, las temperaturas se niegan a bajar del todo. Ese jueves, un sol radiante y luminoso de la tarde se colaba por entre las persianas de mi oficina, animándome a salir y disfrutarlo con un traguito y una buena conversación. Se lo comenté a Carmen, una compañera de trabajo con quien me paso las horas hablando. Es una buena amiga.
Ella me dijo que justo pensaba lo mismo y que le habían comentado que se inauguraba un restaurante bar en el malecón de Miraflores. ¡Qué buen lugar para conversar y pasar un rato alegre viendo el sunset. Así que ni bien llegó la hora de salida, subimos a mi auto y nos dirigimos hacia ese nuevo local.
Era un sitio muy discreto como para estar en pleno malecón, pero elegante. Las mesas estaban muy bien dispuestas y ya servidas con cubiertos y un par de copas para vino. Los mozos solícitos, nos jalaron las sillas para que nos sentáramos y nos dejaron elegir lo que pediríamos. Yo ya venía pensando que quería algo suave y refrescante, así que sugerí que pidiéramos un licor de crema de leche, más unos bocaditos capresse hechos de tomate, queso mozzarella y albahaca como piqueo.
Este licor es ideal para cuando se quiere pasar un rato agradable sin beber mucho alcohol. Con sus cubitos de hielo encima queda excelente aunque algunos lo prefieren beber puro, lo cual no deja de ser agradable pues este trago está hecho a base de whisky, leche azúcar, aromas de canela, caramelo y vainilla.
Aunque son más las mujeres quienes se deleitan con el licor de crema, los hombres también pueden beberlo. Para mí es uno de mis preferidos para toda ocasión.
Imagen: Marie Brizard