Generalmente, cuando decimos fibra, la relacionamos con los músculos y los deportes, pero más que eso, la fibra es un componente esencial para que tengamos una buena salud.

Más precisamente, la fibra es un carbohidrato, y el organismo no lo puede digerir. Aunque no lo creas, la fibra es diferente de las proteínas y grasas, que una vez dentro del cuerpo, son absorbidas y metabolizadas. En cambio, las fibras pasan de largo  hasta ser excretadas y con ello, se lleva todas las toxinas y elementos que nuestro cuerpo no necesita.

Hay dos tipos de fibra, las solubles que ayudan a disminuir los niveles de colesterol, lo cual previene enfermedades cardiacas; también regula la glucosa en la sangre, lo cual es ideal para los diabéticos. Este tipo de fibra se encuentra en la avena, las arvejas, los frijoles, las manzanas, las zanahorias y las frutas cítricas, entre otros.

Y también están las insolubles que son las que especialmente benefician la actividad intestinal y la digestión en general. Esta fibra es la que se mantiene más intacta al pasar por el sistema digestivo. Están presentes en los frutos secos, como las nueces, pasas, la cáscara de las frutas, todos los vegetales de hoja verde, trigo integral y cereales.

Estas características de la fibra, sin duda promueven la baja de peso y la quema de las grasas excedentes del cuerpo. Además de ello, todos los alimentos que contienen fibra, que como hemos visto son la mayoria de las verduras y frutas, son bajos en calorías, diuréticos y ricos en vitaminas y minerales.

Y algo más, las fibras nos hacen sentir llenos, y sin hambre, evitaremos picotear entre las comidas, cosa que sin duda nos produce aumento de peso.   Asi que la siguiente vez que hagas tus compras, no olvides incluir alimentos ricos en fibra.

Imagen: Educared.