Así como nosotros tenemos al ceviche como nuestro plato de bandera, los brasileños tienen a la feijoada. No hay localidad en ese gigantesco país en donde no se consuma este potaje y todos los miércoles y sábados, los restaurantes, grandes y pequeños tienen a este plato en sus cartas de menú.

Eso lo recuerdo perfectamente desde la primera vez que visité Brasil. Mi esposo y yo cumplíamos un año de casados y decidimos irnos de segunda luna de miel. Es una tierra grande y maravillosa y su gastronomía muy variada. Pero la feijoada estaba en todas partes y la teníamos que probar. Una vez que lo hicimos quedamos encantados por su delicioso sabor y contundencia. Pero eso había sido hace mucho tiempo.

De pronto apareció una nueva oportunidad de degustar ese plato. El día en que Brasil jugó su último partido en el Mundial, mi esposo me dijo para visitar La Media Naranja, en el corazón de Miraflores para disfrutar del encuentro y degustar la sazón brasileña. Iríamos con un par de amigos brasileños suyos quienes no se querían perder la contienda, saboreando su plato nacional.

Uh y qué ambiente. El local había sido decorado con banderines y cadenetas verde-amarillas. La gente, vestida con la camiseta de Brasil, brindaba con caipirinhas y batidos de frutas. Nosotros de inmediato pedimos nuestras feijoadas.

Qué delicia, el frijol negro, previamente remojado y hervido, estaba suavecito, y la carne de cerdo le había dado un sabor delicioso. Este, mezclado con la harina de yuca o farofa era lo máximo, un plato realmente bueno. También habían unos plátanos a la milanesa (fritos) que se podía servir de acompañamiento. Aquella tarde, aunque Brasil no ganó, nosotros tuvimos la oportunidad pasar un buen momento y de disfrutar de la excelente gastronomía brasileña.

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