Delicias marinas: sabor y fusión
Antes de salir el viernes de la oficina me encontré con Carlos. Es un gran amigo con el que comparto momentos espectaculares. Me interceptó-como suele hacerlo- antes de siquiera poder abrir la puerta del carro. «Te debo tu regalo»- me dijo y me prometió un almuerzo inolvidable para el día siguiente.
Efectivamente, hacía dos semanas que había sido mi cumpleaños. Lo celebré en un bar muy actual con una decoración increíble, pero Carlos no pudo asistir a mi fiesta, porque tuvo un viaje de negocios. Como todo buen amigo, me dijo que me debía mi regalo, pero nunca imaginé que fuera tan espectacular como el que me dio.
Me recogió de mi departamento al mediodía y, después de reirnos y conversar un montón, me di cuenta de que estábamos en San Borja, uno de mis distritos favoritos. Buscó un lugar para estacionar el auto muy cerca a la avenida San Borja Sur. Bajamos y me dijo -«Este es uno de mis lugares preferidos para venir a comer».
Me senté y revisé en lugar con la mirada: el ambiente era súper lindo y amplio, decorado con un estilo lounge muy moderno. De pronto, nos trajeron la carta y decidí revisar hasta la última palabra de ella, como siempre. Los platos eran de mariscos con una fusión peruana e internacional; realmente, se veían muy buenos.
Para picar, no decidimos por unos Huancaína Rolls, unos rolls al estilo japonés de palta ebi furia, kani y lechuga, bañados con una crema exquisita de ají. Yo, como plato de fondo, elegí el plato «Frutos del Mar»; spaghettis en una salsa intensa de camarones acompañados con un mix de mariscos fresquísimos.
La tarde se convirtió en unos de los más deliciosos regalos que hayan podido darme (Carlos sabe que me encanta la buena comida). El lugar estuvo perfecto para darle cabida a la charla entre amigos, claro, acompañada de mi vino favorito: un Marqués de Riscal Gran Reserva… algo personal me dejó escoger, Carlitos.
Imagen: Germes