Los verdaderos efectos dañinos del tabaco

Aunque miles de campañas publicitarias, charlas y anuncios de televisión nos advierten de los peligros que ocasionan fumar, el número de fumadores en el mundo no ha bajado considerablemente. Hay incluso algunos quienes defienden el hábito diciendo que mucha gente ha llegado a la longevidad sanos y salvos fumando frecuentemente durante toda su vida.

Pero la verdad es irrefutable. Fumar es dañino para la salud, fumar perjudica el buen funcionamiento no solo de  los pulmones, sino de todo el cuerpo; fumar envenena y a la larga causa enfermedades dolorosas que nos pueden llevar a la muerte.

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Hoy en día son alarmantes los casos que vemos, incluso de gente demasiado joven y que ya se inició en este hábito pernicioso. Su lucha por abandonarlo será difícil, pero no imposible. Y de hecho tampoco lo será para quienes realmente tomen conciencia de los efectos terribles del tabaco en nuestro organismo.

Para empezar, el cigarro contiene una gran cantidad de químicos, muchos de ellos usados industrialmente. Entre ellos el amoníaco (empleado para limpiar pisos), butano, arsénico (empleado para fabricar veneno para ratas) y el metano (usado como combustible). La nicotina es su principal elemento y a quien se le ha señalado como causante del cáncer de boca, pulmones, linfático, de colon y de problemas cardiovasculares.

Otras enfermedades, como la fibrosis pulmonar, están directamente relacionadas al hecho de fumar. También las úlceras, bronquitis crónica y males respiratorios diversos, como el asma; otros problemas asociados con el hábito de fumar son la hipertensión y la arteriosclerosis, y enfermedades derivadas de los problemas al corazón.

Y un problema descubierto recientemente por científicos se relaciona directamente con las mujeres: se ha determinado que fumar adelanta en 3 o hasta 4 años la menopausia. Terrible, ¿cierto?

¿Qué hacer?

Hay muchos especialistas que denominan al cigarro como una droga legal, pues aunque sus efectos no son inmediatos, igualmente genera adicción y es una catástrofe para el organismo. Muchos países ya están tomando conciencia de ello y sus legislaciones apuntan a reducir cada vez más los espacios permitidos para fumar.

Un primer gran paso para dejar de fumar es aceptar que fumar es un vicio y un veneno. Aun cuando la publicidad de cigarrillos es aplastante y comunica todo lo contrario, está de más saber que esto no es verdad.

Para quienes ya tienen el hábito de fumar y les es difícil dejarlo, una consulta con su médico de cabecera podrá ayudarle a darle pautas para que deje de hacerlo gradualmente y mediante tratamiento. Debemos alejarnos de quienes fuman a nuestro alrededor, pues sino nos convertiremos en fumadores pasivos.

Otro paso importante es comunicar de nuestra decisión a nuestros familiares y amigos, para que nos ayuden a no caer en la tentación. Retirar encendedores y cigarros de nuestro alcance, y reorientar nuestras actividades para sustituir el hábito por costumbres más saludables, es lo mejor. ¡Suerte!

Imagen: Manu Gomez.