Lo infaltable en un bar personal: utensilios

El fin de semana que pasó fue cumpleaños de uno de los chicos más lindos del mundo: mi hermano. Siempre le ha encantado la coctelería y todo lo que se refiere a ello, por eso la tiene como hobbie, aunque ahora dice que tal vez algún día se dedique de lleno a su práctica.

Hacía varias semanas que no iba a su casa; una cosa y otra, los pendientes y las reuniones habían hecho que nos distanciaramos en físico, pero no en el alma, porque seguíamos conversando por teléfono de manera regular. Sin embargo, el sábado era su cumpleaños, imposible faltar.

cocteleria

Como siempre, y en cada reunión que organiza en su casa, se apoderó del bar. Comenzó a prepararnos diferentes tipos de cócteles, uno más colorido que el otro; algunos flameaban, otros tenían lindas decoraciones con frutas y algunos más se lucían por su elegancia.

Eso fue después de que yo llegara, porque aproveché el tiempo y llegué súper temprano a su casa. Quería conversar con él a solas; sabía que, una vez que la gente comenzara a llegar iba a ser imposible hacerlo. Me llevó a su preciado bar y allí conversamos como antes, no sin dejar de mostrarme lo nuevo que había implementado en él.

Había colocado una serie de herramientas diferentes en su bar, colocadas todas de manera muy prolija. Obviamente, le pregunté para qué servía cada una de ellas y comenzó a explicarme paso a paso para qué sirve cada uno de los utensilios, con esa pasión que lo caracteriza.

“Hermanita, sabes que no puede faltar un sacacorchos y un destapador”, me decía mientras me los señalaba. “De hecho que no sabes para qué rayos sirve esto, ¿verdad?”, y me mostró una especie de espumadera. Resulta que sirve para colar los cócteles y por lo general se utiliza junto a la coctelera.

“Mira esta cucharita, ¡es perfecta!”, perfecta para poder mezclar los cócteles que lo requieran o para retirar alguna pepita de más. Tampoco puede faltar el dosificador, “porque pasarte un poco en la medida del alcohol puede traer serias consecuencias y posteriores arrepentimientos…”.

Me encanta conversar con  mi hermano, es tan sabio y amante de lo que hace. Terminó de contarme sobre las herramientas y un tema llevo a otro, y a otro… Y, cuando menos lo imaginábamos, ya estaban los primeros invitados acercándose a saludarnos. En fin, pronto volveré para seguir aprendiendo un poco más…

Imágenes: OhMenaje.