Recuerdo hace algún tiempo, cuando aún estaba en la universidad y mis amigas venían a casa cada viernes por la noche. Eran épocas de miles de charlas, millones de risas y una que otra decepción amorosa que nos juntaba para hacer de las nuestras en el bar de mi papá.

No hacíamos grandes travesuras, pero lo que sí nos gustaba era crear cócteles nuevos. Mi papá tenía un bar muy surtido, con diferentes tipos de licores, cada uno más interesante que el otro. Además, también tenía de esos licores de colores que eran perfectos para nuestras creaciones de fin de semana.

En una de esas comenzamos a probar un poco con el Blue Curacao, ese azul intenso me encandilaba muchísimo. Eran épocas en donde todavía hacía sol, así que el calor nos hacía poner ingentes cantidades de hielo en la licuadora, que se trituraba a la vez que se ponía azul.

A mí me gustaba el pisco, así como a Diana, pero Rosa jugaba más con el vodka ruso de mi papá. Como nos tocaba a nosotras crear el nuevo cóctel, pues optamos por añadirle un poco de ese pisco mosto verde, exprimí unos cuantos limones, Rosa le puso el jarabe de goma y a licuar.

Servimos en un vaso corto (uno de los sobrevivientes, porque yo era experta en romperlos) y decoramos con un gajito de fruta. Se veía perfecto, pero faltaba la aprobación de las tres… «¡Buenazo!», solo a eso pudimos atinar esa noche y se convirtió en nuestro cóctel oficial de viernes.

A cada uno de nuestros preparados le poníamos nombre en un cuadernito que yo guardo en el cajón de mis recuerdos. El Blue Pisco Frappé fue el más delicioso que pudimos preparar en ese entonces y ahora, cada vez que nos juntamos, volvemos a probar el sabor delicioso de aquellas épocas… en azul.

Imágenes: CoolCocktails.