Vivimos en un mundo globalizado, en el que las posibilidades de conocer, compartir y difundir conocimientos, tradiciones y rasgos que definen a una cultura se han ampliado al máximo. Y este efecto incide también en la gastronomía, en que la aparición de la cocina fusión es precisamente un feliz resultado de ello.

Hemos oído este término en restaurantes gourmet y en boca de chefs quienes buscan sorprender cada vez más a nuestro paladar con nuevas propuestas. En este contexto, la cocina fusión aparece como una gran posibilidad creativa y gustativa.

Como su nombre lo indica, la cocina fusión propone la mezcla de estilos e ingredientes culinarios de diferentes culturas, ya sean condimentos, aderezos, técnicas gastronómicas, los diversos tipos de cultivos que existen en determinadas regiones, y carnes y aves con diferentes técnicas de crianzas, etc.

Aunque la cocina fusión nació, tal y como la conocemos, en los años 70, también podríamos hablar de una cocina fusión lograda siglos atrás en tiempos de la conquista europea de América o de toda la influencia lograda por una cultura sobre otra a lo largo de la historia. Hoy en día se le puede describir como un boom, una auténtica explosión de sabores nuevos, exóticos, y aptos solo para quienes quieren descubrir nuevas y deliciosas posibilidades.

La cocina fusión tiene también sus detractores, un pequeño grupo de puristas que ve amenazada la naturaleza propia y tradicional de muchos platillos, que a mano de chefs y especialistas de la cocina, ávidos de innovar, los transforman. Sin embargo, esta no es una real amenaza para países como el nuestro, cuya tradición culinaria tiene siglos de solidez.

En Perú, cuna de los mejores sabores y colores, la cocina fusión ha sido bien recibida y los más reconocidos chefs y dueños de restaurantes ya incluyen platillos de este tipo en sus cartas de menú. Por ejemplo, un arroz cremoso con mariscos, una deliciosa combinación del risotto italiano con sabores del mar que puedes encontrar en restaurantes de nuestro país.

Las empanadas de ají de gallina o de lomo saltado son otro ejemplo de bocadillos producto de la innovación con felices resultados que seguro te va a encantar. También, y para poner otros ejemplos, están los makis con salsa de maracuyá, mezcla de la tradición japonesa con la cocina peruana, o un espagueti en salsa huancaína, fusión ítalo-peruana.

¿Te atreverías a probar estos nuevos sabores?

Imagen: Taller de Cocina.