Comida andina, un placer inolvidable
Cumplía un aniversario más con mi esposo, así que decidimos celebrar yendo a comer a algún restaurante diferente. A nosotros nos encanta comer, así que no sería muy difícil escoger un buen restaurante.
Hace algún tiempo me habían comentado sobre un restaurante muy rico de comida andina. En realidad yo ya lo había visto, ya que está ubicado en una de las avenidas principales y más transitadas de Lima.
Le sugerí a mi esposo ese restaurante y de inmediato subimos al auto para ir a almorzar. Definitivamente, tenía antojos de una deliciosa pachamanca, de aquellas que se comen cuando uno está de paseo por Cieneguilla o Chaclacayo.
Llegamos al restaurante; la decoración era muy bonita, todo me remitía a la sierra del Perú, incluso el personal que nos atendió vestía de una manera muy singular e impecable que llamaba muchísimo nuestra atención.
Revisando la carta nos decidimos por tres platos (¡es que no podíamos quedarnos con las ganas de comer un poco de todo!): pachamanca, costillar de cordero y alpaca. Esta última nunca la habíamos probado así que fue una decisión muy acertada.
La música era muy agradable, ya que era en vivo y cantada por una señora muy simpática; me pareció un poco feminista, pero mi esposo y yo estábamos felices, así que nos reíamos de todo un poco, incluso de las letras de aquellas canciones.
Los platos llegaron a la mesa, y la presentación fue perfecta y muy elegante. La pachamanca la acompañamos con unas humitas -muy singulares- de maíz morado. Todas las carnes estaban exquisitas, con la cocción a un punto perfecto.
Brindando con unos Tuna Sours y algunas copas de chicha de jora, resolvimos que este restaurante es uno en un millón y que definitivamente tendríamos que regresar… Y es que la comida andina es como el amor: un placer inolvidable…
Imágenes: Flickr.