A muchos nos pasa que el día domingo solo queremos relajarnos y salir un poco de la rutina. Otras veces optamos por quedarnos en casa compartiendo tiempo con los hijos y la familia descansando de todas las tareas de la semana.

Aquel domingo decidimos ya no pedir comida por teléfono, sino salir de casa a almorzar y a pasear con los chicos. Ellos nos reclamaban un poco de diversión al aire libre, así que accedimos a sus peticiones.

Fuimos a un restaurante al que suelo ir algunos días de semana con los amigos de la oficina. Queríamos comer carnes y ensaladas y este lugar nos resultaba perfecto, y más porque luego podríamos ir al bowling del mismo centro comercial en donde comeríamos.

Se trata de un restaurante de parrillas en donde puedes encontrar unos cortes de carne realmente suaves y sabrosos. Los precios son buenísimos para la calidad de comida que encuentras y para la calidez del lugar.

Como entradas ordenamos un Carpaccio de Lomo y unos Champiñones Arrebosados que a los cuatro nos encantan. Esos champiñones son perfectos con la deliciosa salsa de blue cheese con los que vienen acompañados…

La parrilla que compartimos entre los cuatro (¡ordenar dos hubiera sido demasiado!) estuvo exquisita. Anticuchos, chuletas, morcillas, chorizos y dos cuadriles cocidos en su punto fueron perfectos para coronar ese delicioso almuerzo, además de la ensalada y las papas al horno.

Ni los niños ni nosotros podíamos irnos sin postre y no desaprovechamos la oportunidad para ordenar aquellos que se veían más apetecibles del carrito de postres. «Para mí un pie de limón, por favor», definitivamente uno de los más ricos de Lima.

Me pregunto si los chicos aún tienen ganas de ir a jugar bowling… Hemos comido demasiado, pero sí que ha valido la pena; cómo podría no valerla si me encanta compartir estos increíbles momentos con los que más amo.

Imágenes: Taringa.