El alfajor, ¡qué tentación más irresistible!

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El alfajor no es oriundo del Perú, pero nuestros paladares lo han acogido sin dudarlo. Es así que en diversas zonas del país se elaboran distintas variantes de este dulce que es toda una tentación. Son muy conocidos los alfajores de Arequipa, por ejemplo.

Este par de galletas unidas por una generosa porción de manjar blanco, se ha vuelto hoy en día tan popular que rivaliza en preferencias con nuestros postres más tradicionales. El alfajor llegó a nuestras mesas con los primeros galeones que llegaban con productos hispánicos a América desde la Conquista.

Una vez establecido en nuestro continente, el alfajor empezó a enriquecer su gusto con ingredientes desarrollados localmente, como el dulce de leche (manjar blanco) argentino. De hecho, dicho país es el más famoso productor de alfajores y sus pobladores son quienes más los consumen. Allí se fabrican más de 20 variedades distintas de alfajor.

En España, el alfajor suele tener una forma alargada y cilíndrica, y lleva rellenos de miel, nueces y almendras, en pasta más pan rallado. Se suele comerlo en las fiestas de Navidad.

En el Perú, también se ha innovado en la preparación de estas delicias. Además del clásico relleno de manjar blanco, podemos encontrar interesantes creaciones nuevas. Un ejemplo de ello es el tipo de alfajores que se preparan en el ya célebre restaurante Astrid y Gastón. Allí se exhibe una interesante carta que incluye alfajores rellenos de almendras, plátano o mermelada.

Y como para imprimirle un sabor más andino y más peruano, también existe el alfajor de coca. Una delicia culinaria que puede ser degustada en cualquiera de los locales del restaurante T’anta.

Otro lugar que se considera especializado en la preparación de este postre es La Casa del Alfajor. Con décadas de existencia, sus dueños se jactan de preparar la más asombrosa variedad de alfajores, con sabores que prometen hacernos volver por más. Alfajores rellenos y bañados en chocolate, y con cremas de diversas frutas, son sencillamente una delicia al paladar.

Para que un alfajor sea un éxito que haga disfrutar al comensal, hay que poner atención a todos sus ingredientes, incluidas las cubiertas de galleta que deben ser crocantes (la masa se elabora con harina, azúcar, manteca y agua). El relleno permite a los creativos experimentar, casi siempre con muchos y muy buenos resultados.

Así que ya lo sabes, atrévete a probar las miles de posibilidades que nos ofrece el alfajor, ya sea en su suculento y clásico tamaño grande; de los pequeñitos, ideales para servir como bocaditos; o en su innovadora presentación en tamaño torta, perfecta para compartir en el cumpleaños de los más dulceros.

Imagen: Taringa.