Hace algunos días salí con mi novio por la noche. Estábamos un poco peleados, pero salimos para conversar y tratar de limar algunas asperezas entre nosotros. Sabemos que siempre es bueno arreglar las cosas, por eso escogimos salir a un bar tranquilo, con buena música y novedosos tragos.

Llegamos a un bar en Miraflores. Me pareció muy lindo; realmente nunca había pasado por ahí, pero fue recomendado por una buena amiga mía. En la carta había varios tragos exóticos, así que decidí salirme un poco de la rutina del «trago de siempre». Me decidí por una combinación espectacular: un Martini de Chocolate.

Al principio, él me dijo, ¿estás segura? Por esto que dicen que el dulce y el trago no deben combinarse, pero yo seguí firme en mi decisión. Cuando lo probé me di con una gran sorpresa. «¡Buenísimo!» -le dije a mi novio. Este Martini tenía mis sabores favoritos por excelencia: la crema de chocolate y la crema de menta. Además, el sabor del Baileys, inconfundible.

En la siguiente ronda mi novio decidió acompañarme con mi nuevo trago favorito y brindamos por los buenos tiempos, empezando a olvidar aquello malo que no nos traía más que discusiones. Al término de la velada, salimos abrazados del bar y, en casa, pude comprobar que, realmente, el chocolate ¡es un maravilloso afrodisíaco!

Imagen: SaborGourmet.com