Mi visita a Mistura 2009
El hecho de ser peruanos implica conocer nuestros país, pero no solo sus paisajes y su cultura, sino también su comida. Últimamente vemos cómo nuestra cocina está siendo muy reconocida a nivel internacional y en casa no podemos dejar de celebrarlo.
Ayer estuve degustando de todo un poco con mi familia en la gran feria Mistura. Un lugar increíble en donde pude encontrar miles de platos diferentes y para todos los gustos; el único lugar en donde se junta la señora de los anticuchos de carretilla con el restaurante más exclusivo de nuestra ciudad.
Me encantó pasear y llegar a ver a toda esa gente disfrutando en cada uno de los restaurantes. Obviamente, nosotros llegamos súper temprano, porque nos encanta comer y no queríamos perdernos ni un solo detalle, ni un solo dulce, ni un solo antojito de barrio.
Lo primero que hicimos, entre mi esposo mis hijos y yo, fue sentarnos en una mesa, comprar tickets y recorrer cada restaurante tratando de ordenar lo que más se nos antojaba. Así, terminamos con una mesa llena de platos para poder picar los cuatro y no quedarnos con las ganas de seguir comiendo un poco más.
De Bravo Resto Bar pudimos probar los Bravo spring rolls, unos rollitos crocantes rellenos de un lomo saltado muy suave. De El Aguajal, me encantó el tacacho con cecina bien calientita y recién preparada. Además, el tacu tacu de Tato estaba muy rico, con ese saborcito provinciano delicioso.
Los fetuccinis a la huancaína con lomo de El Grifo estaban como para chuparse los dedos, así como su cheescake de Toblerone; ¡todo un sueño! Para seguir con los dulces, pues no podían faltarnos los clásicos churros de La 73, con ese manjar blanco caliente y muy sabroso.
Los niños querían seguir caminando, pero Ro y yo queríamos un Pisco sour; claro, no podíamos dejar de tomar uno para hacer un salud por nosotros, los peruanos y el del Bar Queirolo realmente se llevó las palmas. Muy rico y con ese pisco increíble, como para chuparse los dedos.
Saliendo del patio de comidas principal, encontramos los helados Ovni y los insuperables dulces de Claribel Berckemeyer (¡los manás son todo un sueño!). También comimos las famosas yuquitas del mercado de Balconcillo y los turrones de miel del Parque Kennedy.
Los grandes supermercados no se quedaron atrás y tuvimos a Vivanda como gran protagonista de ellos. Una mini tienda fue lo que encontramos con muchas de las delicias que vemos a diario en él, como los makis y los pasteles recién horneados.
Bien valió la pena hacer espacio en nuestros estómagos el día anterior, porque en la feria sí que teníamos que probar un poquito de cada cosa. Llegamos a casa felices de haber disfrutado de nuestra comida, la comida peruana que es cada vez más aplaudida en el mundo entero.
Imágenes: Peru.com.