Son pocas las heladerías que uno encuentra en Lima que pueden ofrecerte un sabor incomparable. Me gusta el helado de lúcuma, pero siempre y cuando realmente sepa a lúcuma y no a cualquier químico al que se le da el nombre de «helado de lúcuma» solo por el color naranja de su contenido.

Desde que era pequeña recuerdo haber pasado por la avenida Angamos, no sin antes hacer una respectiva parada frente a la heladería a la que siempre me llevaba mi mamá. Amaba el helado de chocomenta, hasta que lo sacaron del mercado… Sin embargo, ese no fue motivo para dejar de acudir a ella…

Ahora, me encanta degustar los distintos sabores que siempre van incluyendo en su lista interminable de helados de fruta, de nueces o de alguno que otro sabor diferente a lo que estamos acostumbrados, como el de pisco sour, que es perfecto en cuanto a sabor y textura.

Sigo prefiriendo el helado de menta, aunque ahora solo traiga algunos hilitos de chocolate. Me gusta combinarlo con el de nocciola o con el súper nico que acaban de lanzar. Tampoco es que deje de lado las frutas, porque me encantan, y si tengo antojo suelo pedir el helado de limón combinado con saúco, como para refrescarme en un día caluroso.

Esta es la heladería tradicional de Lima, a la que es imposible resistirse un domingo por la tarde con la familia, sea invierno o verano; a mis hijos le encanta compartir una copa inmensa entre los dos, claro no siempre la pueden terminar. Lo bueno es que también podemos llevar a casa el helado en litros y combinado… Todo un placer para el paladar, ¿o no?

Imágenes: SpiceMagazineOnline.