Un viernes por la tarde puede tornarse algo aburrido en la oficina. Con muchas ganas de salir corriendo a dónde sea que nos depare el destino, Katy y yo planeábamos qué haríamos ese fin de semana para relajarnos de todo el estrés que nos había traído la semana.

Muy cerca de donde trabajamos existe un restaurante muy famoso el cual cuenta con un bar increíble (que es, tal vez, más famoso que el mismo restaurante). Katy me sugirió que podíamos darle la bienvenida al fin de semana en dicho lugar, «como para conversar y desahogarnos un poco de todo esto, ¿qué te parece?».

Salimos temprano de la oficina, pero hicimos la respectiva reservación en el bar, por si acaso no encontramos una mesa disponible cuando llegaramos. Decidimos dejar los autos en el estacionamiento de la empresa para no terminar por arruinar nuestro esperado fin de semana.

A primera vista el lugar me encantó; yo nunca había venido y fue Katy quien me recomendó el lugar. «Creo que primero unos piqueitos, ¿no?», le dije a Katy, porque no habíamos comido nada desde el almuerzo. Pedimos unas boliyucas con salsa huancaína.

«El Maracuyá sour es una delicia, mujer, me parece una excelente opción como para ti». ¡Ay, como me conoce mi amiga!, sabe que me encantan las bebidas ácidas, pero con un toque de dulzor, así que decidí arriesgarme por el cóctel que me estaba sugieriendo. Por su parte, ella ordenó Frappé de limón con mermelada de sauco al pisco.

Mientras esperábamos la orden, nos dedicamos a conversar sobre todo el peso que soportamos durante la semana. El lugar es súper acogedor, con toques místicos de la selva; es un sitio perfecto para conversar, para reencontrarse y para enamorarse, definitivamente.

Llegó nuestro pedido y sí que se  veía generoso. «¡Uhmm! ¡Mi Maracuyá sour está espectacular!», realmente delicioso. «Prueba mi Frappé», me dijo Katy y no pude perder la oportunidad de hacerlo. Fue un placer conocer este lugar y probar sus delicias; qué bar tan perfecto para liberar el estrés, ¡y qué vasos tan bien servidos!

Imágenes: Flickr.