Un Daiquiri frente al mar
Ángela y yo andábamos tranquilas, caminando por el malecón de la playa. Recuerdo que eran como las 5 de la tarde, mi hora favorita para estar frente al mar. Conversábamos de miles de cosas, algunas un tanto trilladas, pero nos gustaba hacerlo, porque este tipo de charlas nos relajaban muchísimo en aquella época.
Es increíble cómo ha pasado el tiempo, pero recuerdo la escena como si fuera ayer… Teníamos algo de sed, así que entramos a una tienda que estaba justo frente al malecón. Pagué el agua que compré y al dar la vuelta me encontré con Samuel y los chicos, ¡nuestros grandes amigos de la infancia!
No pude con la emoción y lo abracé fuerte, fuerte, y Ángela hizo lo mismo. Conversamos un rato en la tienda hasta que nos dimos cuenta de que estábamos generando una gran fila de gente que quería comprar y no podía… «¡Chicas, de mi vida, qué rico verlas acá!». Samuel había partido a Cuba para estudiar medicina hacía algunos años y acababa de regresar para unas cortas vacaciones de una semana, semana que quiso pasar enteramente en su playa de infancia, en donde nos conocimos.
Mi amiga y yo estábamos anonadadas pensando qué haríamos ahora que estaban Samuel y los chicos con nosotras. Sami nos dijo para ir a su casa que quedaba a unas cuadras y nosotras felices de acompañarlos. Tenía una bolsa con algunas compras que hizo en la tienda y nos contó que estaba a punto de preparar unos deliciosos y clásicos daiquiris de fresa cubanos.
Entre conversación y conversación la licuadora iba haciendo lo suyo. Sami terminó de preparar su cóctel estrella y fuimos todos a la terraza de la casa que daba justo frente al mar. La música acompañaba nuestra bebida de ron blanco -traído de Cuba por Sami-, limón, azúcar, crema de piña y miles de fresas.
Miles de risas y anécdotas iban y venían; dos rondas de daiquiris fueron los acompañantes ideales de aquella noche que se cerró con broche de oro en una fogata en la playa. Ángela y yo regresamos a casa felices después de habernos reencontrado con un pedacito de nuestra infancia, junto a nuestros viejos amigos y a esos daiquiris frente al mar.
Imágenes: eHow.