Combatiendo la mala alimentación de la vida sedentaria
La mayoría de nosotras llevamos horarios de oficina de largas horas y por ende una vida sedentaria. Permanecer en un escritorio sentadas casi 8 horas despachando documentos, contestando correos electrónicos y coordinando miles de pendientes es perjudicial para nuestra salud. Lamentablemente este ritmo de vida nos perjudica ya que nos impide realizar actividad física que purifique y tonifique el organismo. Para las personas que llevan este ritmo de vida debe de ser primordial reforzar la alimentación eligiendo los productos que más se puedan aprovechar y paliar esta desventaja.
Por ejemplo, el desayuno debe contener productos energéticos que nos preparen para afrontar el resto del día y no sentirnos agotadas antes de tiempo. Eso no significa que hay que comer copiosamente, sino que hay que elegir productos que nos den energía y proteínas, como la leche (si se prefiere desnatada), panes integrales y una entrada de jugos de frutas, por ejemplo de papaya o naranja.
El almuerzo debe contener como mínimo una porción de verduras. La vida sedentaria genera sobrepeso, pero las verduras son dietéticas y contienen agua, lo cual es muy diurético y quemagrasas. Las legumbres deben estar en el menú por lo menos una vez por semana para asegurar la presencia de minerales como el hierro y el zinc, los cuales evitan la anemia y refuerzan el sistema inmunológico.
La carne, pescado o pollo de preferencia que sea horneada o cocida, para evitar las grasas.
No hay que comer copiosamente y menos si se está en medio de una jornada laboral, de lo contrario producirá sueño. Luego de almorzar, sal a caminar para facilitar la digestión.
La cena tampoco debe de ser copiosa y debe ser menor al almuerzo. Si antes nos da hambre podemos optar por una merienda de frutas, yogurt o cereales integrales. Podemos comer pastas y frituras una vez por semana.
Imagen: Mavazquez