Sal y azúcar: dos opuestos que debemos controlar

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El cuerpo humano es como una máquina que necesita una dosis medida de alimentos para poder funcionar como es debido; si le damos mayor o menor cantidad de comida puede que nuestro organismo comience a fallar o no tenga suficiente energía para funcionar como es debido.

La sal y el azúcar son dos potenciales elementos que sirven de mucho en nuestro sistema; mientras el azúcar nos proporciona energía para luchar en nuestro día a día, la sal mantiene nuestra presión e hidratación en niveles óptimos para tener una vida tranquila.

Sin embargo, no siempre consumimos lo recomendado de estos dos elementos, sino que, por lo general, le damos más azúcar y más sal al organismo de lo que puede soportar. Esto podría llevarnos a enfermedades, como la diabetes o la hipertensión arterial.

El consumo diario de azúcar recomendado oscila entre las seis y ocho cucharaditas diarias; esta cantidad puede ser transgredida por nosotros al consumir bebidas gaseosas, jugos envasados, pasteles, golosinas… Solo para darte un ejemplo: una botella de gaseosa que compras en la tienda equivale a unas siete cucharitas de azúcar, ¿te imaginas si además te comes una torta y un poco de ketchup en tu almuerzo?

Por otro lado, lo que consumimos de sodio al día no debe exceder los 1500 miligramos, cantidad que equivale a menos de una cucharadita de sal. Muchos de nuestros alimentos pueden aportarnos dosis muy altas de sal, como las papas fritas, los chips, los embutidos, los quesos salados y las hamburguesas de los fast foods.

Para moderar la sal debemos comenzar a comer más sano, intentando reemplazar la sal de mesa por sal marina, para que nuestro organismo no se termine por dañar. En tanto el azúcar refinada podemos reemplazarla por azúcar natural proveniente de las frutas si es que tenemos antojo de algo dulce; los edulcorantes naturales, como el stevia, también son una alternativa muy recomendable.

Imágenes: SouthernLiving.